Luis Miguel Alonso, Presidente de la Asociación Española de Enfermería y Salud fue muy claro y contundente en el acto de clausura de las XIV JORNADAS DE ENFERMERÍA Y SALUD celebradas el pasado mes de noviembre en Burgos. Reflejamos aquí sus palabras:
Para concluir estas jornadas un par de palabras:
como dije ayer, es preocupante ver como pasa el tren por delante de nuestras narices y no lo cogemos.
Fue preocupante la representación de la enfermería española en el desfile del Congreso Internacional de Barcelona.
Más preocupante aún el relevo generacional producido al frente de nuestro máximo órgano de representación enfermera.
No deja de preocuparnos como las enfermeras que han roto barreras históricas en nuestro sector son cesadas de sus puestos de responsabilidad y apartadas como juguetes rotos para dar paso al conformismo y la sumisión encubiertos en discursos vacíos, el papel lo aguanta todo.
Me preocupa especialmente que la enfermería sea cómplice de las gerencias en un modelo de calidad perverso y a la par inútil.
La calidad asistencial no es un sello de acreditación que cuesta un determinado dinero.
La calidad, lo he dicho muchas veces, y ha escandalizado otras tantas, la calidad es lo que sucede en la habitación 508.
La calidad no debe comprarse ni venderse, no debe fundamentarse en 8 kilos de papel impreso o en una diatriba de despacho.
La calidad debería estar acreditada por una Agencia Nacional de Calidad que no cobrase por la obtención de su sello, que la acreditación fuese el fruto del trabajo de los profesionales y la organización de la institución.
Hay tantas cosas que nos preocupan, hay tantos retos que afrontar, hay tantas deficiencias que solucionar, que a veces, la tentación de abandonarnos a la corriente que nos empuja es grande, la corriente del desapego, del… me da igual…, algo que debemos evitar, algo que tenemos que combatir.
Liderazgo, liderazgo enfermero, utilizar el lenguaje que queráis, empoderamiento… es una línea de trabajo que nos vamos a tomar en serio. Esta profesión, y el propio sistema sanitario, necesitan un liderazgo potente, firme, capaz, necesitamos direcciones de enfermería que no se conformen con el mandato gerencial de “controlar a las enfermeras”, sino que utilicen su posición y competencias gestoras para potenciar el desarrollo profesional, para reducir la brecha entre la formación universitaria y la realidad laboral, son las únicas que pueden lograrlo.
Liderazgo potente, liderazgo visible… y ahí hablamos de imagen.
Hay que utilizar todas las herramientas disponibles para trabajar y generar la imagen correcta de la enfermería española.
La imagen profesional que transmitamos será fundamental para que las enfermeras sean el motor del cambio que precisa el modelo de salud, para consolidar la profesión que nuestros académicos han creado en la universidad.
Quizás por la irreverencia que te permite la edad, cada vez me censuro menos a la hora de transmitir lo que pienso.
Lo hice, siendo de los primeros en poner sobre la mesa el gran error del colectivo enfermero español al respecto de los técnicos en cuidados básicos de enfermería. Hoy me congratula que haya más foros donde se reconoce que el cuidado, función básica de enfermería, debe ser cosa de enfermería, y los profesionales que lo realizan deben estar en el colectivo enfermero, no técnico, independientemente del nivel académico: titulado, graduado, especialista, doctor…
Los técnicos en cuidados tienen que desaparecer para convertirse en enfermeras básicas. Algo ya inventado en otros países.
Hoy quiero decir que ha sido, es y será un gravísimo error que en un mismo país existan 18 sistemas de salud diferentes.
Que los profesionales de la salud se enfrenten a condiciones laborales, tecnológicas y de desarrollo de su profesión, diferentes dependiendo de donde ejerzan en el territorio español. Es decir, que sufran la frustración de no poder atender las necesidades de salud de la ciudadanía de la misma manera y eficacia dependiendo de donde trabajen.
Y lo que es absolutamente inaceptable, que los ciudadanos no tengan el mismo derecho a la salud dependiendo de donde esté su casa.
Para los que se escandalicen con esta afirmación, les diré que hay una cosa que se llama variabilidad clínica, búsquenla en Google. Existe dentro de una misma comunidad, entre comunidades es abismal.
La mayor parte de los profesionales reconocen esta situación a poco que lo mediten, pero nunca hemos ido más allá del comentario en la pausa del café.
Yo creo que ya es hora de que se nos escuche a otro nivel.
El S.N.S. tiene que ser UNO, las condiciones de trabajo tienen que ser las mismas, la capacidad científica y los recursos tecnológicos tiene que ser los mismos para todos, la oferta de salud a la ciudadanía solo puede ser una, la misma para todos los españoles. En definitiva, la sanidad tiene que ser estatal, no autonómica, ni provincial, ni municipal.
Y no me sirve la demagogia de quienes dicen que eso implica que las decisiones se tomen en Madrid exclusivamente y quieren que se tomen en Villaviciosa de Abajo, que son los que saben que necesitan en ese pueblo, aunque ya se ha demostrado que eso es mentira y no funciona.
Lo que significa que sea estatal es que se garantiza que todos los españoles tengan los mismos derechos y oportunidades en materia de salud, vivan donde vivan, y que los profesionales tengan las mismas herramientas para desarrollar su trabajo, y tengan los mismos derechos laborales y profesionales.
Termino con un trabalenguas, a pesar de la realidad que nos rodea y lo raro que se plantea el futuro, estoy decidido a guiar la Asociación Española de Enfermería y Salud, en su trabajo continuo por el desarrollo de la profesión enfermera, incorporando importantes líneas de actuación para fomentar la imagen pública y social de nuestra realidad, así como nuestro liderazgo en el sector, para lo cual espero contar con todos ustedes.
Muchas gracias.