Como presidente de la Asociación Española de Enfermería y Salud quiero felicitar a todas las enfermeras y enfermeros en el día internacional de la Enfermería, que no casualmente coincide con el nacimiento de doña florence nightingale, aunque tengo que reconocer, que no soy uno de sus fervientes seguidores, dado que se puede ser enfermera y tener otros héroes profesionales.
Hace seis meses clausuré el I Congreso Internacional y III Nacional de Enfermería y Salud con 124 palabras. No sé si fue la casualidad, o uno de esos días en los cuales esa chispa llamada inspiración me rozó al pasar como un rayo a mi lado.
124 palabras a las que estoy sacando buen provecho, pues definían perfectamente la difícil situación en la que nos encontramos. Son estas:
“En un entorno profundamente cambiante, con una población envejecida y pluripatológica, con nuevas necesidades en materia de cuidados, de prevención y promoción de la salud, en una sociedad altamente tecnológica y competitiva, con serios factores de inestabilidad en el liderazgo, y una disminución de recursos, la sanidad y la enfermería no pueden pretender seguir caminando como si todo siguiese igual que hace veinte años.
Es necesario marcar un horizonte, ponernos metas, saber que queremos en materia de salud para nuestro país, tener claro como debe ser la enfermera de esta noche y del mañana, si el cuidado sigue siendo su naturaleza, y como piensa aplicarlo, y elaborar estrategias para caminar hacia ese horizonte.
Sin esa visión seguiremos dando tumbos entre decretos, y proyectos inconexos”.
El equipo de Enfermería y Salud me pedía que hablase del pasado, presente y futuro de la enfermería desde el prisma de la asociación que presido, pero si os fijáis en estas 124 palabras se encuentran resumidos todos los problemas y retos de nuestra profesión, incluso del resto de las profesiones de la salud.
La Asociación Española de Enfermería y Salud, actualmente con implantación en casi todo el territorio nacional, surgió en León hace 15 años ya, como respuesta a una necesidad profesional, buscando un foro de debate, un punto de encuentro ajeno a ideologías políticas y sindicales, alejado del corsé institucional, buscando llenar un espacio vacío, el de la generalidad, no la independentista, sino una sociedad generalista donde se pudiese abordar cualquier tema.
Las sociedades científicas tanto médicas como enfermeras son, prácticamente todas especializadas.
Nosotros buscábamos el punto de encuentro de todos los profesionales, de todas las especialidades. Y yo creo que lo hemos conseguido. Llevamos en nuestra mochila, múltiples talleres de debate, trece jornadas de ámbito nacional, tres congresos nacionales y uno de ellos internacional.
Repasar el contenido de cada uno de los dieciséis eventos es revisar los retos más importantes a los que se ha enfrentado la profesión en estos últimos 15 años.
El cambio de cultura asistencial, la bioseguridad, las dependencias, la calidad, las nuevas tecnologías y la innovación, la investigación, la carrera profesional, la reforma académica y el grado, la gestión clínica, la prescripción, el desarrollo de las especialidades, el intrusismo…
La marca “Enfermeria y Salud” hoy en día es un referente de la enfermería de nuestro país.
¿Cómo lo hemos conseguido? Con honestidad, con ética, con responsabilidad, con sentido común (que tanto echamos de menos hoy en día), con libertad, con sencillez.
Con cientos de profesionales de enfermería que uno a uno se han ido sumando a un proyecto ilusionante y transparente.
Enfermería y salud como el resto de sociedades científicas del sector tiene como objetivo el desarrollo de la profesión enfermera. ¿Cómo?
Dando la oportunidad a cada profesional que viene a nosotros de llegar tan lejos como quiera, en cualquier campo: investigación, docencia, gestión… No ponemos límites a nadie, no ponemos vallas al campo, facilitamos los medios para que pueda realizar sus aspiraciones.
Por otro lado, como punto de encuentro y foro de debate, nos hemos sabido ganar el respeto y la implicación tanto de los referentes históricos de nuestra profesión en España, como de las nuevas generaciones que están tomando el relevo. Nuestra clave: la sencillez, el calor del trato cercano, la honestidad.
Por desgracia el futuro de Enfermería y Salud no creo que vaya a ser el mismo que el de la sanidad de nuestro país, lo cual nos va a dar una mayor relevancia como sociedad científica generalista e implicará una gran responsabilidad que estamos dispuestos a asumir.
Mientras que como decía en las 124 palabras anteriores, el presente es totalmente inestable y el futuro complicado y borroso, no hay un horizonte, no tenemos objetivos claros, no sabemos a dónde quieren llevar al SNS, en que quieren convertirlo.
Se confunde lo importante con lo urgente. Las directrices son contradictorias, los liderazgos desaparecieron, y en el albor de la enfermera mejor formada de la historia, no está nada claro a que se dedicará cuando termine su formación, y si ésta coincidirá en algo con la actividad laboral que se le exija.
A los profesionales veteranos nos cuesta pensar, y mucho más admitir, el cambio. Pero el cambio es inevitable. Ahora nos queda por ver en que consiste ese cambio.
De la gestión clínica lo hemos dicho todo, en Castilla y León deja fuera de juego a la enfermería, pero aunque nos reconociese la capacidad de liderazgo, seguiría siendo una estafa. Si la gestión clínica puede mejorar en algo la asistencia sanitaria, por qué no realizamos esas mejoras sin más, con el actual modelo. ¿Hay algo que lo impida? NO. Claramente porque no les da la gana a los gestores. Es un modelo fracasado hace veinte años que nos lo están intentando vender como nuevo otra vez.
De la prescripción tampoco hay mucho que decir, si bien los políticos decidieron legislar en contra del sentido común, y de las enfermeras, no es menos cierto que nuestros representantes en Madrid estuvieron poco acertados enarbolando muy malamente una bandera que mejor hubiera sido no remover. Resultado: el actual decreto. Que a pesar de las promesas da la impresión de que vino para quedarse, dejando a los pies de los caballos a las enfermeras.
Hoy legisladores y gestores planean un nuevo asalto al S.N.S. que no será el último, pero que puede dejar a la profesión enfermera en precario una vez más. Desde finales de los años 70, en el siglo pasado, la gestión de los hospitales se fundamentaba en tres patas, las tres Direcciones Orgánicas, la dirección médica, la dirección de enfermería y la dirección de gestión, la primera gestionaba al colectivo médico, la segunda al colectivo enfermero y la tercera al personal no sanitario.
Bien, la actual pretensión es dar todo el poder a la dirección de gestión de personal no sanitario, con un administrador que controla el dinero, un gran jefe de personal que gobierna y gestiona a todos los colectivos, y una dirección asistencial, que como en la gestión clínica, será un médico, y por debajo del mismo estará una subdirección de enfermería y otra médica.
Desaparecerán las direcciones de enfermería, y con ellas la capacidad y la función gestora de la profesión.
Mary Paz Mompart, con una experiencia incuestionable, dijo en león hace unos meses, en nuestro congreso, que no sabía que iba a suceder con la enfermera del futuro, si seguiría siendo universitaria o ya no haría falta que lo fuera, si el cuidado seguiría siendo su función principal, o pasaría a serlo de otro colectivo profesional, que el futuro era tan incierto que podía suceder cualquier cosa, y que o nos adaptábamos y avanzábamos o podíamos desaparecer tal y como somos ahora.
La enfermería en los últimos 50 años ha evolucionado de una manera muy por encima a cualquier otra profesión, no se ha detenido nunca, a avanzado al tiempo que progresaba hasta alcanzar su pleno desarrollo en la actualidad más reciente. Pero estamos en una encrucijada, y con nosotros el propio sistema sanitario.
¡Tenemos que estar unidos!, os sonará este mantra, no paramos de escucharlo a nuestros representantes, y es verdad, tenemos que estar unidos, pero de poco nos servirá estar unidos sin un sólido liderazgo que nos represente en todos los niveles.
Lo dije hace mucho tiempo y lo vuelvo a decir ahora, la enfermería de hoy en día, está preparada para liderar el cambio, para ser el motor de ese cambio, para alcanzar un sistema de salud ejemplar, con la estructura que ya tenemos y sin los problemas, vicios y defectos que hemos consentido a lo largo de los años. Porque somos capaces de sentarnos con el resto de profesionales, de igual a igual para construir ese modelo de salud.
Pero necesitamos líderes que marquen objetivos, que sepan y compartan a donde quieren llevarnos, que logren que caminemos todos juntos en la misma dirección.
Parece difícil, habrá quien diga que es imposible, pero es lo más sencillo del mundo. Es lo lógico.
Y que no se equivoquen los sindicalistas, los problemas no se van a arreglar convocando una huelga, las barricadas están obsoletas. La huelga es como las guerras tradicionales, todo el ejército avanzando en formación contra el ejército contrario… Por ahí vamos mal, ya en época de Anibal se inventó una cosa llamada guerra de guerrillas… Y quien no sepa por donde voy se lo puede preguntar al sindicato médico.
Resumiendo, nadie puede negar que nuestra profesión avanza a pasos agigantados, tanto desde el punto de vista académico y docente, como laboral, como en el campo de la investigación y la propia gestión.
Los logros colectivos son una realidad, y como el resto de organismos, desde Enfermería y Salud seguimos trabajando sin descanso, pero seriamos unos necios si metiésemos la cabeza en un hoyo para no ver lo que sucede a nuestro alrededor, la deriva del sistema de salud, la falta de objetivos y de liderazgo… Sin reconocer el problema jamás podremos avanzar hacia la solución.
Más de 1600 palabras que se resumen en 124. Y aunque hoy, en lo que a mí respecta, podemos, y debemos, disfrutar de la fiesta enfermera, no nos olvidemos de los retos que tenemos por delante si queremos sobrevivir como profesión y consolidar los logros alcanzados a día de hoy.
Parafraseando a Paula Ponga: “No queremos jubilarnos, ni acomodarnos, ni envejecer de actitud, ni ponernos serios por los tiempos que corren, aunque sobren motivos. Si la fiesta de la enfermería fuese el termómetro de nuestra salud, seriamos inmortales.
Para muestra un botón.
León a 12 de mayo de 2017
Luis Miguel Alonso Suárez
Presidente