Una vez más los árboles no nos dejan ver el bosque. Siempre a vueltas con la imagen profesional de la enfermera, algo que trataremos en el III CONGRESO INTERNACIONAL Y VI NACIONAL DE ENFERMERÍA Y SALUD: UNA ENFERMERA EN LA MONCLOA, a finales de abril en formato on line.
Volveremos a hablar de quien es la enfermera, de que es la enfermera, de cómo nos ven los demás, de cómo nos vemos nosotras mismas.
Hoy las enfermeras se vuelven a rasgar las vestiduras, y lo hacen a consecuencia de las declaraciones de Miguel Lázaro, médico, psiquiatra, y presidente del sindicato médico de las Islas Baleares, unas declaraciones que ni me sorprenden, ni me escandalizan. Ni siquiera me preocupan más de lo que ya estaba, casi es peor la reacción de mis colegas y de las instituciones que nos representan y a las que pertenecemos.
Esta vez sabemos quién es el pecador, pero ¿Cuál fue el pecado? ¿Qué dijo el susodicho?
En su intervención después de reivindicar exhaustivamente la figura médica, se lanzó y afirmó: “el modelo de enfermería de Atención Primaria hay que repensarlo”, añadiendo que las enfermeras donde deben estar «es en los hospitales». Y que hay que recuperar la figura del médico de familia, me imagino que pensaba en la serie de Emilio Aragón, (1995), hace 25 años.
Sin duda añoraba tiempos pasados en los que la figura del médico no solo dirigía los designios del sistema de salud, sino que además tenía un papel relevante en la política y la vida social de este país.
Como decía al inicio, los árboles no dejan ver el bosque, ¿por qué un médico, representante de médicos tiene esa visión del modelo de salud y de la enfermera?
Por mucho que se intente retractar, para mí, no es una posición personal de un solo personaje. Digamos que a él se le calentó la boca y dijo lo que otros muchos piensan, seguramente con otras palabras y matices, pero, en definitiva, es un problema social, lo he dicho muchas veces, vayamos a un colegio y preguntemos a los críos de primaria:
¿Qué es una enfermera?
«Una señora que me pone las vacunas, que nos cuida, una señora muy maja, ¡La ayudante del médico!»
La sociedad sabe que la enfermera es imprescindible, hoy más que nunca, sabe que está ahí las 24 horas del día, sabe que su trabajo es importante, también sabe que nuestro modelo de salud hace aguas por los cuatro costados, pero lo que no sabe es que formación, que capacidades, que competencias tiene una enfermera. Lo que no saben es que además de asistenciales, las enfermeras son fundamentales en la prevención y promoción de la salud, lo que no saben es que son investigadoras, son gestoras, son docentes.
La población en general y los políticos y gestores en particular, lo que no saben es que las enfermeras son mucho más de lo que piensan.
Está claro que al señor Lázaro le gustaría recuperar el modelo de salud de hace 50 o 60 años, aunque no sea consciente de que las necesidades de la población actual no tienen nada que ver con las de entonces. En cualquier caso, quiere una Atención Primaria llena de médicos y supongo que secretarias, porque alguien tendrá que ponerles y quitarles la bata. Nos manda al hospital, porque seguirá pensando que el hospital ha de ser el centro y eje del modelo de salud, como lo fue en su día, y algunos pretenden que siga siendo.
Suspiro y al cielo miro, como decía el poeta
Las enfermeras no hemos sido capaces de transmitir a la opinión pública que una enfermera escolar no tiene por objetivo el poner una tirita al niño que se cae, o controlar la diabetes de quien la padece, sino de educar en hábitos saludables a la población desde la más tierna infancia, con el objetivo final de modificar la morbimortalidad de la población venidera, para que además de esperanza de vida, sea una vida de calidad.
Es difícil que el sr. Lázaro y el resto de la población se enteren de que casi un cuarto de la población española es pluripatológica, con enfermedades crónicas, y que están ocupando más de la mitad de las camas hospitalarias que deberían dedicarse a pacientes que precisan una intervención, generándose así una mayor lista de espera quirúrgica, y que en un alto porcentaje, todos esos pacientes crónicos pluripatológicos, que no necesitan un médico, sino los cuidados que presta una enfermera, podrían ser atendidos en sus propios domicilios… obviamente por un ejército de enfermeras de atención primaria o comunitaria, como quieran llamarlas.
Lo que no se da cuenta el sr. Lázaro y la opinión pública, pero si los ciudadanos, es que cuando una persona precisa asistencia sanitaria, la burocracia de la administración les vuelve locos, y a veces conseguir un diagnóstico, una prueba, simplemente llegar al profesional que puede ayudarles, se convierte en una auténtica odisea, y que la solución ya está demostrada científicamente y se llama Enfermera Gestora de Casos.
De lo que no se da cuenta el Sr. Lázaro y la opinión pública es que los hospitales españoles deberían dedicarse exclusivamente al paciente quirúrgico y agudo, no como ahora que un hospital sirve para todo.
En definitiva, casi nadie sabe que una enfermera es una GRADUADA UNIVERSITARIA, cuyo título le acredita conocimiento, capacidad y competencia para ejercer su profesión con TOTAL INDEPENDENCIA, incluso del médico, y que el cielo me perdone el defender con vehemencia esta premisa.
A pesar de la cual soy consciente de que la legislación laboral española no regula claramente esta realidad universitaria, favoreciendo que médicos y políticos sigan pensando que las funciones básicas de la enfermera sean ayudar al médico y cumplir estricta y exclusivamente sus órdenes.
Por lo cual pienso que las enfermeras deben legislar y gobernar este país, porque nadie más lo va a hacer por ellas.
Si queremos garantizar el estado de bienestar y la salud de la población española, necesitamos una enfermera en la Moncloa.
Luis Miguel Alonso Suárez
Presidente