Discurso Aceptación del Premio Avedis Donabedian Internacional del Prof. Dr. Lucian L. Leape. Barcelona.
La importancia de la ética en la seguridad del paciente
El pasado 9 de Enero el Profesor. Dr. Ludan L. Leape, «padre» del movimiento de seguridad del paciente pronunciaba este discurso durante la entrega del Premio. Más datos para avanzar hacia el CAMBIO.
Gracias, Profesora Suñol y Fundación Avedis Donabedian. Me siento profundamente honrado al unirme humildemente a los gigantes de la mejora de la calidad que han recibido el premio Avedis Donabedian, líderes que han llevado a cabo su visión de lo que la atención de salud puede y debe ser.
Tengo que hacerles una confesión: iEste es realmente mi segundo Premio Donabedian! En 1999, la Asociación Americana de Salud Pública creó un nuevo premio en honor a Avedis Donabedian .Yo fui el primer receptor. Fue especial para mí porque el propio Avedis me hizo entrega del premio, lo que me dio la oportunidad de conocer y hablar con este gran pionero. Me reconfortó que él adoptara nuestro nuevo enfoque de calidad en la seguridad (lo que llamamos seguridad del paciente). Después de todo, prevenir el daño es el objetivo más importante de la calidad.
Y causamos mucho daño. Varios estudios muestran en todo el mundo que aproximadamente el 10% de los pacientes hospitalizados tienen una lesión significativa causada por un error asistencial. En los EE. UU., se estima que cada año más de un millón de pacientes resultan lesionados y al menos 100.000 mueren a causa de errores asistenciales. Si estas cifras se aplican a España, existen al menos 150.000 lesiones prevenibles y más de 12.000 muertes causadas por errores asistenciales. Cometemos muchos errores.
¿Por qué sucede esto? Nuestros médicos, enfermeros y farmacéuticos son los trabajadores más conscientes, dedicados y cuidadosos de nuestra sociedad. Ninguno de ellos pretende causar daño. Pero son humanos, y se ven inducidos a cometer errores por los sistemas defectuosos con los que trabajan, sistemas que requieren que una enfermera atareada calcule una dosis de un medicamento y la extraiga de un frasco, o cargas de trabajo pesadas que causan distracciones.
Los ingenieros de sistemas expertos en temas de factores humanos nos han mostrado cómo diseñar sistemas, para que resulte difícil o casi imposible que se cometan errores. Otras industrias han aplicado esas técnicas con un éxito espectacular: especialmente la aviación comercial, donde se producen miles de vuelos todos los días sin accidentes mortales.
De eso se trata el movimiento de la seguridad del paciente. Nuestra tarea no es imitar la aviación, sino aplicar principios similares a la atención médica. Es muy simple: dejar de castigar a las personas por errores y cambiar los sistemas.
Sin embargo, por simple que parezca, ¡resulta muy difícil de llevar a cabo! Es natural querer culpar al médico o la enfermera cuando se comete un error. ¿Por qué no fueron más cuidadosos? Es difícil no castigar.
Y es difícil cambiar los sistemas. Las investigaciones siempre revelan múltiples errores en los sistemas detrás de cada error. Incluso los cambios simples en los procesos requieren un esfuerzo de equipo con médicos, enfermeras y otros profesionales.
Sin embargo, hemos avanzado mucho en la mejora de la seguridad del paciente:
Los errores de medicación se han reducido sustancialmente debido a cambios en los sistemas, como la unidosis, el código de barras y los procesos de identificación a prueba de errores. Los estrictos protocolos de lavado de manos han disminuido las infecciones que suceden en el hospital. Los procesos para insertar catéteres centrales han reducido las infecciones del torrente sanguíneo. Identificar a los pacientes preguntándoles su nombre y fecha de nacimiento antes de cada prueba o dosis de medicación ha reducido la identificación errónea de pacientes.
Pero el progreso ha sido demasiado lento. ¿Por qué? Avedis Donabedian dijo: “La conciencia de sistemas y el diseño de los mismos son importantes para los profesionales e la salud, pero no son suficientes. Sólo son mecanismos habilitadores. La dimensión ética de los individuos es esencial para el éxito de un sistema”.
Y ese es nuestro problema: la dimensión ética en nuestra cultura es tristemente defectuosa. La principal barrera para mejorar nuestros procesos es una cultura disfuncional, una cultura de falta de respeto. En la mayoría de los hospitales, en la mayoría de los países, la cultura de la medicina es jerárquica: demasiados médicos tratan a las enfermeras, y a los pacientes, sin respeto, y como sirvientes. Como resultado, es más probable que cometan errores y es menos probable que informen o se sientan cómodos al hablar de ello. Tratan a los demás con falta de respeto y no pueden trabajar en equipos importantes, que es esencial para cambiar los procesos.
Eso es lo que tiene que cambiar. Si queremos que la atención médica sea segura, debemos crear un entorno donde todos los profesionales de la salud (enfermeras, farmacéuticos, auxiliares, médicos y pacientes) se sientan respetados, valorados y apoyados.
O, como dijo Avedis Donabedian hace muchos años: “El secreto de la calidad es el amor”.