En el fondo “liderar el cambio” no deja de ser un sueño.
¿Las «Enfermeras DE AHORA” se han enterado que nuestro sistema de salud colapsará más pronto que tarde?
¿Los políticos y gestores que se harán cargo en breve de la sanidad española se habrán enterado de que no se van a cubrir las necesidades básicas en materia de salud de la población a muy corto plazo siguiendo el rumbo actual?
Es genial la iniciativa de la OMS de promocionar a las enfermeras y matronas el próximo año, incluso de regalarnos un año entero de protagonismo. Aunque en los últimos cuarenta años no hayamos sido capaces de transmitir a la sociedad que es una enfermera.
Y después de ver las fotos pre electorales de autoridades y representantes, sus discursos, las rimbombantes frases de los salvadores de la patria, me pregunto ¿Cuántas enfermeras españolas hay en el parlamento europeo?, ¿Cuántas enfermeras son ministras del gobierno de España?, ¿Cuántas enfermeras son diputadas o senadoras en la legislatura que comienza en nuestro país? ¿Cuántas enfermeras son presidentas de Comunidad Autónoma, o forman parte de las cámaras territoriales y sus gobiernos?. Podría seguir preguntando y la respuesta ya la conocen.
Ante dicha respuesta me quedan dos opciones o suspendo nuestro próximo congreso o tengo que cambiar el lema “Liderando el Cambio”.
Aunque si “Rafa Bengoa! Lleva años proponiendo el cambio del SNS, sin mucho éxito hasta la fecha, quien soy yo para tirar la toalla.
En el fondo “liderar el cambio” no deja de ser un sueño.
Señores del Nursing Now, el postureo es muy bonito, pero el camino se hace andando, y una cosa es predicar y otra muy distinta es dar trigo.
No hacen falta cientos de personas en otros tantos grupos de trabajo para decirnos cuál es el camino. Ya sabemos hacia donde deberíamos ir.
Conocemos las características de la población actual y venidera, su demografía, sus necesidades en materia de salud, es más sabemos lo que hay que hacer para cambiar la morbimortalidad de la población del futuro.
Incluso conocemos las claves para reorganizar el propio Sistema de Salud, adelgazar los hospitales, para volver a dedicarlos al proceso (realmente) agudo y al quirúrgico; y refundar la Atención Primaria, sin depender para nada de los ayuntamientos y sus corporaciones. Una atención primaria basada en la Atención Domiciliaria, en la Prevención y Promoción de la Salud, en la Enfermería Escolar y en la Gestión de Casos entre otras disciplinas. Una Atención Primaria sustentada en la Enfermería.
Pero gracias a esa importancia que tenemos, gracias a nuestra fuerza y visión profesional, gracias a nuestra imagen institucional, a nuestra gran capacidad política, a la representación y capacidad gestora, otros colectivos nos seguirán marcando el rumbo. Nos reuniremos, discutiremos, nos golpearemos el pecho, nos quejaremos, y finalmente se abordaran cada una de las facetas de un todo, troceándolas, desvirtuándolas, desarrollándolas en direcciones equivocadas e inefectivas, como ha sucedido con la especialización profesional, sin ir más lejos. Los Hospitales seguirán creciendo por la gracia del pladur, aunque más de la mitad de los pacientes atendidos sean crónicos pluripatológicos, y obviamente las plantillas de atención primaria seguirán sin experimentar el crecimiento imprescindible para cambiar nada.
En el fondo “liderar el cambio” no deja de ser un sueño.
Primero sería necesario reconocer la necesidad del cambio. Segundo identificar los elementos del Cambio. Tercero tener el poder de promover e iniciar el cambio. Después contar con la autoestima, el respeto y el valor para liderar dicho cambio.
Si en su día las enfermeras hubieran creado un partido político en lugar de un sindicato fallido, como alternativa a las deficiencias representativas de la estructura colegial, estaríamos más cerca de tener una presidenta de gobierno enfermera. Hoy el camino de infiltración es más difícil y el cuerpo de gestión de nuestra disciplina tampoco resulta de gran ayuda, ni para esto, ni para el adecuado desarrollo de la profesión.
También es cierto que abordaríamos mucho mejor nuestros retos si las universidades asumiran una consecuente reforma de los planes de estudio del grado de enfermería, para adecuarlos a la “nueva enfermera”.
Vértigo me da la improvisación de unos y otros, universidades, sindicatos, colegios, políticos y gestores. Dar palos de ciego, parchear y postureo se han convertido en lo cotidiano.
Hace un par de años decía que no había liderazgo, y eso no ha cambiado, también decía que transitábamos por un camino oscuro, que no se veía la luz al final del túnel, hace un año encendimos esa luz, y desde Enfermería y Salud la seguiremos alimentando. No sabíamos hacia dónde íbamos, hoy sabemos el camino. Seguirlo o no es cosa nuestra, de todos.
Nadie mejor que nosotros mismos conoce nuestras debilidades, en nuestra mano está superarlas.
Ya no como enfermero, sino como paciente, como ciudadano, tengo la convicción de que las enfermeras como profesión pueden, no solo mejorar la salud de la población, sino corregir la morbimortalidad actual para dotar de CALIDAD DE VIDA a una población con una esperanza de vida mucho más alta que la actual.
Podemos y debemos LIDERAR EL CAMBIO.
No habrá mayor logro socio-político para una generación profesional que iniciar el cambio del Sistema de Salud que desde nuestra sociedad científica hemos definido.
En el fondo “liderar el cambio” no deja de ser un sueño, por favor, sueñen conmigo.
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