¿MINISTRA DE SANIDAD O ACTRIZ?
En un conocido programa de televisión entrevistaban a la actual ministra de sanidad, no recuerdo como se llama, hemos tenido tantas ministras y ministros de sanidad, que cuesta identificarlos correctamente. Creo que antes era ministra de otra cosa. Como diría Federico, da lo mismo Juana que su hermana.
En cualquier caso, demostró una agilidad verbal y expresiva indiscutible. Sin duda el cursillo acelerado de verborrea política, incluida la utilización de términos filosóficos diferenciando entre lo urgente y lo importante, está de sobra amortizado.
Con una asertiva sonrisa mintió sin inmutarse al respecto de nuestro modelo de salud y de la pandemia.
Ante la controversia generada con los confinamientos, sin entrar en su efectividad o no para controlar un virus extendido ya por todos los rincones del mundo, se puso encima de la mesa la paradoja de que los ciudadanos franceses pudiesen viajar a España, donde en las grandes ciudades, Madrid y Barcelona, campan a sus anchas en bares y restaurantes, para terminar en macro fiestas en pisos de alquiler, mientras los españoles no podemos viajar entre comunidades autónomas. La sabia respuesta de la ministra de sanidad, con mirada displicente, como quien mira a un niño no muy listo, explicó:
“El francés cuando llega a España, a la ciudad que sea, está sometido a la misma regulación y confinamiento que el resto de los españoles, no puede viajar entre comunidades”. Y se queda tan ancha.
Señora ministra, el francés que viene el fin de semana a Madrid, no viene para realizar turismo inter comunitario, viene a comer, a beber en los bares y a montar fiesta, no necesita ir a ningún sitio más.
De acuerdo a su regla de tres, me gustaría viajar desde León a Santander, y como no voy a moverme de Santander, se lo aseguro, solamente pretendo ver el mar, comer bien, y después regresar a León, pues supongo que podre saltarme el confinamiento perimetral, como los franceses. ¿Cuál es la diferencia?
No hay excusa ni justificación sanitaria. El virus ya está en todo el mundo, lo importante son las medidas de seguridad, la distancia social, la mascarilla, la ventilación, la higiene… ¿Cuál es el objetivo real de la estupidez perenne en la que vivimos?
Ante la desfachatez de la señora ministra la cadena de televisión, no insistió en la perogrullada y la dejó deslizarse por la izquierda.
Después un público seleccionado formuló preguntas a la ministra, la cual sin perder la sonrisa esquivó a un lado y otro, capeando lo importante y lo urgente en un alarde de elocuencia vacía.
Una enfermera y buena amiga, la doctora Santillán, en una rápida exposición señaló la importancia de la enfermera en el modelo de salud, un modelo moribundo, que precisa grandes reformas, y le preguntó si iba a tener en cuenta a las enfermeras ante los retos a los que se enfrentaba la recomposición de nuestro modelo de salud, si iba a favorecer el desarrollo real de las especialidades, y todas las demás áreas competenciales de nuestra profesión. Y sin perder su sonrisa, una sonrisa más sincera, por cierto, escuchó algo que vengo escuchando hace más de cuarenta años a políticos, gestores y demagogos: “la enfermera es la piedra angular del modelo de salud”, pero en realidad en el ministerio de sanidad no hay ninguna enfermera con rango de directora general, o superior, ni está en la mente de la señora ministra.
Aunque siendo justo, estoy convencido de que la ministra de sanidad sí que cree que las enfermeras son importantes, incluso imprescindibles, pero exclusivamente a pie de cama, en el trabajo asistencial, porque posiblemente ignore que las enfermeras además de asistenciales, somos mucho más, somos docentes, somos gestoras, somos investigadoras, somos fundamentales en la prevención y promoción de la salud. Y desde luego, ni se le pasa por la imaginación que una enfermera pueda gobernar o legislar.
A pesar de que la enfermera, mi compañera, representó muy bien a la profesión, la guinda del programa la puso un artista, un actor que también participó en el juego de preguntas, concretamente Rafael Álvarez, el Brujo, que terminó recomendándole sin acritud a la ministra “que continuase haciendo teatro, que se le daba muy bien”. Y en efecto, ese es el resumen de la entrevista a la última ministra de sanidad, de momento, del gobierno de España. ¡Qué bien se le da el teatro!
En mi humilde opinión España y las enfermeras necesitamos algo más que circo, necesitamos una enfermera en la Moncloa.
III CONGRESO INTERNACIONAL Y VI NACIONAL DE ENFERMERIA Y SALUD