El 28 de Julio el Consejo General de Enfermería ha convocado una reunión a la que han asistido la Presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, la Decana de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y 27 responsables de otras tantas sociedades científicas de enfermería, entre los que estaba el Presidente de la Asociación Española de Enfermería y Salud, Luis Miguel Alonso Suárez.
Moderada por el Vicepresidente tercero del Consejo General de Enfermería, José Luis Cobos, la sesión se centró en la iniciativa «Una Sola Salud», ONE HEALTH.
José Luis Cobos, Maite Martin y Cristina Monforte explicaron la iniciativa:
¿POR QUÉ LA “INICIATIVA UNA SOLA SALUD”?
A principios del siglo XX, la esperanza de vida en España estaba alrededor de los 35 años con una mortalidad infantil que podía alcanzar valores del 400 por mil entre los 0 y 9 años de vida, siendo las enfermedades infecciosas las primeras causas de mortalidad. Valores similares se producían en países de nuestro entorno. El desarrollo económico, la mejora de la higiene personal y ambiental, la higiene y seguridad de la producción de alimentos, el descubrimiento y desarrollo de los antibióticos, los planes de vacunación infantil, la universalización de la sanidad y los avances científico-técnicos permitieron que solo en un siglo, la esperanza de vida llegase a ser de más de 80 años.
En estos más de 100 años, la visión de la salud ha cambiado sustancialmente, del mismo modo que ha cambiado la sociedad y el mundo en sí. Los enfoques preventivos han ido ganando terreno y, hoy en día, la prevención de las enfermedades es un elemento sustancial de cualquier plan de salud pública. La prevención de cualquier enfermedad se basa en la comprensión de su génesis y de los factores que favorecen o dificultan su presentación en la población. A medida que hemos obtenido un mayor conocimiento sobre estos factores en diversas enfermedades, ha sido evidente que las enfermedades son tan complejas como el mundo mismo. Personas, animales y medio ambiente forman parte de esta red de interacciones y lo que sucede a unos, afecta a los otros. Esta idea, simple pero poderosa, es el núcleo del concepto de Una Sola Salud.
La actual pandemia ha puesto de relieve la necesidad urgente de potenciar este abordaje integrativo y multidisciplinario. Entre otras cosas, es necesario identificar patógenos animales aun no conocidos con potencial para infectar a las personas y estudiar los factores que pueden propiciar este salto entre especies. Hay que investigar nuevas tecnologías para el desarrollo de vacunas o fármacos antivirales; hace falta elaborar análisis de riesgo y desarrollar planes de contingencia integrales que permitan disponer de los recursos necesarios en caso de crisis. Hay que realizar estudios sociológicos y psicológicos que expliquen la respuesta de la población en estas situaciones de crisis sanitaria y su posible impacto sobre las medidas que se tomen.
Podrían citarse muchas más necesidades.
Es urgente coordinar esfuerzos y definir acciones necesarias entre todos los actores que puedan aportar su conocimiento y trabajo, sea cual sea su ámbito científico o tecnológico. Cada día que pasa, es una oportunidad perdida.
La creación de la Iniciativa Una Sola Salud de ámbito nacional, cuyo núcleo fundacional estaría constituido por todas las entidades que hayan manifestado su adhesión al “Posicionamiento en favor de la implementación del enfoque One Health”, permitiría aglutinar los esfuerzos de las diferentes disciplinas y sectores implicados en el avance del enfoque global de la salud.
La propuesta fue muy bien recibida por las sociedades científicas enfermeras, que valoraron la importancia de ejercer presión en las autoridades y políticos para poder concretar acciones y avanzar en los objetivos fijados. Luis Miguel Alonso coincidió e insistió en que si los políticos no son receptivos, los profesionales de la salud y en especial las enfermeras debemos implicarnos en los puestos de poder, legislativo y ejecutivo, porque no nos temblaría el pulso a la hora de implementar medidas para garantizar la salud y el bienestar de toda la población.
POSICIONAMIENTO SOBRE LA NECESIDAD DE IMPLEMENTAR EL ENFOQUE ONE HEALTH.
La irrupción del SARS-CoV2 nos ha abocado a una crisis sanitaria a nivel mundial que está ocasionando graves consecuencias socio-económicas y un enorme sufrimiento humano. Desde su inicio, la pandemia por COVID-19 ha causado la muerte de más de 2,5 millones de personas, se han reportado más de 100 millones de contagios y se estima que para el 2021 habrá empujado a 150 millones de personas a la pobreza extrema.
Estamos combatiendo el virus con las herramientas del ayer cuando el “mundo del ayer” ya no existe. Durante los últimos tiempos, diversos países hemos vivido con una ilusoria sensación de seguridad que nos ha hecho pensar que seríamos capaces de combatir las enfermedades tras su aparición mediante vacunas y tratamientos. La COVID-19 nos recuerda que estamos en un mundo en transformación, en el que fenómenos como el cambio climático, la globalización, el incremento en la demanda de alimentos como consecuencia del crecimiento exponencial de la población, la desforestación y la pérdida de biodiversidad están incrementando el contacto entre la vida silvestre, los animales de abasto y los humanos, facilitando así que se puedan producir saltos de especie de los virus, tal y como ha ocurrido en el caso del SARS-CoV2.
En este nuevo escenario se impone realizar un cambio de paradigma en cómo planteamos la salud. Tal y como explicitaron en el 2004 los Principios de Manhattan, nos hallamos en una era de Un mundo, una salud en la que es necesario establecer estrategias que nos permitan tener una visión global de la salud, incluyendo los 3 componentes que la conforman: salud humana, salud animal y salud de los ecosistemas. Dicha estrategia es el denominado enfoque One Health, que en pocas palabras resume la necesidad de que profesionales de diferentes disciplinas trabajen colaborativamente para abordar la salud desde un punto de vista integral, considerando no sólo la interrelación existente entre la salud de la población y la de los animales con la del entorno en el que viven, sino también todos los factores que la condicionan: sanitarios, económicos, sociales y culturales. Sólo así seremos capaces de hallar las soluciones más eficientes a los complejos retos de salud que se nos plantean.
Desde inicios del año 2000, diversas organizaciones internacionales como la FAO, la WHO, la OIE, UNICEF o el Banco Mundial vienen promoviendo acciones encaminadas a facilitar que los diferentes países aborden la salud desde la perspectiva One Health. En el 2008, y ante las amenazas que suponen las enfermedades surgidas de la interfaz animal-humano-ecosistemas, estas organizaciones junto con la Coordinación de Influenza del Sistema de las Naciones Unidas elaboraron el documento marco estratégico “Contributing to One World, One Health-A Strategic Framework for Reducing Risks of Infectious Diseases at the Animal-Human-Ecosystems Interface”que fue adoptado por los ministros de más de 100 países asistentes a la Conferencia Ministerial Internacional sobre la Influenza Aviar de ese mismo año. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos que durante todo este tiempo vienen realizando estas organizaciones internacionales, y a pesar de las múltiples acciones desarrolladas por la comunidad científica (en forma de congresos, jornadas, talleres, etc), el tránsito hacia políticas alineadas con el concepto One Health está siendo demasiado lento y claramenteinsuficiente para poder dar una respuesta rápida y eficaz a los actuales desafíos en materia de salud pública.
La realidad demuestra que la rapidez con la que se producen los cambios en nuestro planeta sobrepasa la velocidad con la que se producen los cambios en las políticas de los diferentes países. Según un reciente informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), se estima que existen 1,7 millones de virus actualmente “no descubiertos” en mamíferos y aves, de los cuales hasta 827.000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas. Ello hace prever que las pandemias serán más frecuentes, más mortales y más costosas en el futuro. En este contexto, es frecuente oír de los líderes políticos la expresión de “volver a la normalidad” cuando ello no es suficiente para poder hacer frente a los importantes retos sanitarios a los que nos enfrentamos.
No podemos esperar más y arriesgarnos a que se produzca una nueva emergencia sanitaria.
Debe ser inaplazable realizar este cambio de paradigma en cómo abordamos la salud y diseñar políticas claramente encaminadas a adoptar el enfoque One Health. Es perentorio que las diversas disciplinas trasciendan sus límites tradicionales y establezcan sinergias que permitan mejorar los planes de prevención, vigilancia, control y mitigación de enfermedades emergentes y reemergentes y establecer planes de contingencia que nos permitan dar una respuesta rápida y eficaz a las futuras emergencias sanitarias que se pueden producir. En definitiva, resulta urgente adoptar el enfoque One Health.
Desde aquí instamos a los líderes políticos a que establezcan una hoja de ruta que permita que se haga efectiva la implementación del enfoque One Health a la hora de abordar los temas relevantes en materia de salud pública y en la que se definan las líneas estratégicas a seguir para alcanzar este objetivo. A continuación, enumeramos algunos ámbitos en los que consideramos que sería relevante realizar acciones específicas:
1. Investigación: identificación de las necesidades en esta materia que deberían ser prioritarias, crear convocatorias específicas para la financiación de proyectos interdisciplinarios enmarcados en el enfoque One Health, establecer una red de expertos formada por profesionales procedentes de las diferentes disciplinas (incluidas las disciplinas del ámbito de las ciencias sociales y las humanidades)
2. Identificación de los riesgos más previsibles: reforzar las medidas de prevención, valorar los diferentes escenarios que podrían producirse, elaborar planes de contingencia que puedan dar una respuesta rápida y eficaz en el caso de que estos agentes pudiesen ocasionar una crisis sanitaria.
3. Educación: incluir el concepto One Health en los programas de Promoción para la Salud que se llevan a cabo en escuelas e institutos, así como en los planes de estudios de grado de las diferentes disciplinas, promover la especialización de posgrado One Health.
4. Difusión y divulgación hacia la sociedad: creación de materiales (infografías, páginas web, campañas publicitarias, etc) y difusión a través de diferentes canales, organización de talleres o sesiones.
Las entidades emisoras de este posicionamiento ofrecemos nuestra colaboración para ayudar a elaborar esta hoja de ruta, así como para contribuir en la medida de lo posible a la ejecución de las acciones que se consideren estratégicas para alcanzar los objetivos marcados.
Finalmente, hacemos un llamamiento a que las organizaciones colegiales, las conferencias de decanos y las sociedades científicas de las diferentes disciplinas de las distintas áreas del conocimiento, y cualquier otra institución, fundación o entidad que así lo crea conveniente, se adhieran al presente posicionamiento a favor de la implementación del enfoque One Health.